Los que sienten el rugby lo escriben asi

Los Egos y los Miedos

La Pluma del Ruck

Por Marcelo Mariosa

 

El Viejo Juego de la ciudad de Rugby tiene, sin saberlo de antemano sus "deformadores" originales, algunas cosas que te forman inevitablemente para las acciones diarias y claro, no todo el mundo percibe o recibe todo lo que el rugby, a través de sus maestros, te ofrece. Es como la parábola del sembrador, no toda la mies cae en tierra fértil. Quizá lo mágico de todo ésto es que hay mucha tierra de la buena, sobre todo si te lo enseñan en los momentos en que estás perceptivo y abierto, en esa edad mágica que va bajando con el correr de los años, pero que se sitúa entre los "poquitos" y hasta poco más allá de los 16, cuando antes se estiraba un par de años más.

-"Son arcilla en mis manos"- nos decía el Mosca cuando aún no terminábamos de creer o de entender lo que estaba diciendo, y hoy unos 40 años después seguimos confirmando su razón. Claro, él podía, porque todo era parecido pero diferente, decirnos que el que fumaba no jugaba. Y le importaba nada quién era el señalado. Hoy sigue resonando esa risa burlona que pisaba el borde del daño y al mismo tiempo mantenía esa distancia afectuosa y el afecto que nos supo dar en vida.

-"El rugby"- explicaba el Mosca, -"te obliga a desabrocharte el ego"-. En ese momento yo trataba de ir un poco más allá de las palabras y comprender el alcance filosófico del asunto. y claro, como en muchas cosas, tenía razón. El juego, por su idiosincracia, por lo que te obliga, te fuerza a que pongas tu propio ego al servicio del equipo. Y a veces los jugadores no podemos hacer exactamente eso. Y se nota. ¿Cuántas veces nos hemos querido vestir de héroes épicos en un partido y terminamos de culo para atrás? ¿O hacer esa jugada que soñamos y que justo, un segundo antes de la gloria, terminamos en la cárcel de Devoto?.

El rugby argentino a nivel de selecciones viene enfrentando algo que se suponía que podría tener avatares complejos, pero no sabía cuánto. Todos los intentos por mantenernos competitivos en el rugby mundial, basándonos en jugadores profesionales o viaticados, han subido y bajado como una ruleta rusa. No se trata de jugar bien o mal, sino que se trata de mantener la cohesión, de defender los colores de tu camiseta con la vida misma, aunque parezca una exageración, porque estoy seguro que todos los que jugamos así lo sentimos, por los colores de nuestro club. Y entonces, ¿Los Pumas y Los Jaguares no dejan el alma en la cancha?. Sí, la dejan, pero con arrestos casi individuales o con movimientos mecanizados que impiden que la creatividad tenga un lugar. Y los All Blacks, ¿como juegan?. Muchos dicen que los de negro no son creativos, pero si se fijan bien, ellos tienen respuestas instantáneas (estudiadas y trabajadas) que aparecen a lo largo de un partido, con lo que pueden resolver situaciones complejas con respuestas fáciles ya solucionadas con anterioridad. Y a mucha velocidad.

Nuestro muchachos han trabajado mucho algunas cosas, y obviamente les faltan otras. Y eso es mantenerse a retaguardia. Cuando hay mucho músculo y pocas respuestas, aparecen los miedos y la falta de confianza. Y sin dudas tu mejor equipo debe tener a tus mejores jugadores. No es tan difícil. Es tener un hilo conductor que define qué es lo que hay que hacer. Es como si tu intermedia va puntera y la primera se va al descenso, porque no juegan a lo mismo.

Hay que poner las cosas en su lugar. Hay que trabajar el juego y las formaciones fijas, más allá de las jugadas y movimientos grupales mecanizados, hay que dotar a los jugadores de destrezas y soluciones ante situaciones inesperadas.

Y dejar el ego en casa. Y los miedos, en el vestuario.

 

 

Los Muchachos de Antes

La Pluma del Ruck

por Marcelo Mariosa

No hay dudas que el rugby ha cambiado con el paso del tiempo para mantenerse vivo. A lo largo de los años han cambiado tantas cosas, como la valoración del try, la cantidad de jugadores e incluso la duración de los partidos ... tantas cosas, pero hay algo que se mantuvo inalterable, y es que para jugar rugby, antes y ahora, se requiere ser parte de un equipo, entregarse por completo a cumplir con el rol, que es amplio y casi indefinido en el juego abierto y que se torna especializado en las formaciones o ataques y defensas pre establecidos.

En los años 50, por ejemplo, el try valía 3 y los partidos que no eran test matches cada tiempo duraba 35 minutos, y el descanso era de 5 minutos, lo necesario para refrescarse, tomar agua, roer un gajo de limón y cambiar de lado. Ahora el try vale 5, los tiempos son de 40 y el cambio de lado incluye una corrida de todos al vestuario para discutir la manera de resolver las cuestiones planteadas en el campo de juego. Ni que decir de los entrenamientos y las comidas.

Pero hay cosas que no cambian.

Jorge nació en Montevideo, Uruguay, y de "botija" lo enviaron a Inglaterra a estudiar. Allí deambuló por el colegio Montpellier y luego en el Painton South Devon, donde enseguida vieron en Jorgito las virtudes de su velocidad, por lo que terminó jugando en el Brixham RC y el Exmouth RFC como centro. Al terminar sus estudios, un banco inglés lo envió a Argentina donde claramente se relacionó con pares que amaban el rugby, por lo que fue jugador del Buenos Aires Footbal Club, que a partir de 1952 es el Buenos Aires Cricket and Rugby Club.

Jorge era rápido, o rapidísimo, y logró el record argentino de cien, cuatrocientos y ochocientos metros, y ciento veinte metros con vallas y obtuvo 25 medallas de oro, 9 medallas de plata y dos copas de plata entre atletismo y remo. Todo un deportista.

Pero Jorge no apareció en las revistas de esta semana. Ni en las del año pasado. Ni antes.

Es que Jorge Fleetwood Elliott nació en 1875, llegó a la Argentina en 1893, y apenas llegado fue parte del equipo de cricket del Flores Athletic, club que presidiera el Sr. Tudor, cuyo hijo fue vicepresidente de la Unión Argentina de Rugby en 1959 y el primer presidente de la Asociación Argentina de Referees. Jorge Fleetwood Elliott no jugó con la camiseta blanca cruzada de negro del Flores Athletic sino que se puso la azul del BACRC en 1893 para jugar por la punta izquierda como wing en un recordado equipo capitaneado por el señor Bellamy.

El rugby no ha cambiado. Todo lo que se necesitaba para ser jugador de rugby en 1893 es lo mismo que se requiere hoy: voluntad, amor por el juego, valentía y solidaridad para entender que el juego te fuerza a ser parte de un todo y que las individualidades deben quedar para otros deportes.

Porque el rugby te obliga a dar más que recibir.

Todo el tiempo.

Marcelo Mariosa

 

PD. George Fleetwood Elliot fue miembro fundador de la River Plate Rugby Association, que luego de la castellanización de su nombre, Unión de Rugby del Río de La Plata, es ahora la Unión Argentina de Rugby

Siete Veces Siete

La Pluma del Ruck

por Marcelo Mariosa

 

La historia del rugby en sí misma es muy interesante. Yo he escrito, y consta en actas que está en el primero de mis libros, que el rugby con otro nombre ya existía mucho antes que los normandos y sajones se disputaran las islas que ahora son británicas (o casi, si incluimos a Irlanda en la zona).

Pero es verdad que los tipos se juntaron a reglamentar el juego, ya que algunas universidades, como la de Cambridge, preferían que no se utilizaran las manos y que no fuera posible hacer una zancadilla con el pie, mientras que la escuela de Rugby y la de Blackheath (hoy en Liga Nacional 1 en Inglaterra, el club más viejo del mundo, y entiéndase como "club" a una institución abierta a quien quisiera ser parte y no por pertenecer a una cofradía cualquiera sea) e Eton, establecieron las reglas iniciales de lo que luego sería el Viejo Juego y que en 1871 formaron la primer entidad directriz del rugby en el mundo.

Pero, ¿y el juego de siete?. El juego de rugby "reducido" nació de una necesidad económica.

El Seven-a-side (7 por lado) es, hoy en día, una modalidad muy bien desarrollada y que cuenta con muchos adeptos y un torneo que cruza los continentes y llena estadios. Pero no era parte del origen del juego de rugby, que fue, según pasaron los primeros años, ajustando la cantidad de jugadores que debían componer el equipo y también ajustando el terreno, que en sus orígenes supo ser de 100 metros de ancho por 150 de largo, y las "haches" no eran haches sino columnas verticales (sin travesaño) de 5 metros de ancho.

Pero el juego de rugby reducido cobra vida sesenta años después de lo que sería el punto de inflexión respecto al juego de rugby. El rugby de siete nació de la casualidad y de la necesidad. El club Ally de la localidad escocesa de Melrose sufría una serie de problemas financieros que amenazaban con la desaparición del club. Ned Haigh, jugador del Ally, tratando de encontrar la forma de hacer un torneo donde pudieran reunir la mayor cantidad de clubes en un corto tiempo, y con eso la tracción de sus seguidores y familiares que consumirían en la cantina, todo en un solo día y en un solo campo de juego.

Nacía entonces el rugby de siete. La idea era la de invitar a una docena de equipos que jugarían una liguilla entre ellos en el campo de Melrose. Dicha ia idea, puesta en práctica, contó con un gran entusiasmo y gran participación de público y desde entonces, en 1883, el torneo de Melrose se convirtió en un ícono del rugby de Escocia. Ya en 1926, comenzó un torneo de rugby de siete basado en recaudar fondos para el Middlesex Hospital, que luego tomaría relevancia mundial con el nombre de Middlesex Sevens y que culmina en mayo en el estadio de Twickenham, ante 70.000 espectadores. La clasificación para la fecha final comienza a principios de mayo, donde todos los inscriptos juegan para lograr un lugar entre los 16 finalistas que visitarán La Catedral del rugby para tratar de ser los campeones.

Más tarde surgió el Seven de Hong Kong, con la idea de aglutinar a los jugadores de las islas del Pacífico, pero que luego tomó carácter mundial, hasta la llegada del torneo Rugby World Sevens, torneo que se desarrolla a lo largo del año por diferentes escenarios del mundo y presentando los mejores jugadores y equipos de la modalidad.

Obviamente el rugby de siete requiere de jugadores con muchas destrezas, velocidad y muy buen tackle, y cada fecha del RWS es una fiesta en sí misma.

En Argentina, el Seven de Mar del Plata organizado por el club de exalumnos del IPR Sporting Club fue durante años el "seven del verano" y luego el Seven de Punta del Este, ya con una organización diferente, cobró vida y hoy se puede ver en televisión en el mes de enero.

Pero como el rugby, el seven es para todos. Hoy las chicas juegan su circuito y sus torneos, nacionales, regionales y mundiales. Pero en el país tenemos un torneo de seven que es la envidia del rugby mundial: el Seven de Los Primeras Líneas, donde no se permiten jugadores que no hayan jugado oficialmente en esa posición y que su peso sólo tenga dos dígitos.

Así que ya lo saben, siete jugadores, siete minutos por tiempo ... y mucha preparación !!!!! Eso es el rugby de siete.

 

 

Tu opinión vale

Ud. tiene la palabra


Porqué los Pumas (y Jaguares) fracasaron estrepitosamente cuando parecían que podían llegar tan lejos,   como la selección a las semifinales de la Copa Mundial de Rugby?

 

Eran los quintos en el mundo, ahora son 12 y han perdido 13 de sus últimos 16 partidos antes de este fin de semana. Y desde el sábado serán 14 de 17 partidos jugados con diez pérdidas consecutivas y con una eficacia de 12% y ese 12% obtenido contra equipos de tercer orden.

 

La explicación más común, obvia y equivocada es achacar el tremendo fracaso a la insistencia de no seleccionar a los jugadores que hacen su carrera en los clubes en el extranjero.

 

Esto  priva obviamente a los Pumas de talento genuino como su potencial mejor jugador Facundo Isa, o el wing goleador Juan Imhoff (21 tries en 35 partidos), un Juan Figallo, y a  Marcelo Bosch, en este caso no solo pateador (hay uno muy bueno ya) sino un enorme jugador.

 

Hay que agregar la pérdida del joven ( 22 años de edad)  Patricio Fernandez de quien se esperaba fuera la estrella de los Pumas, y si agregamos otros cuatro o cinco,  se puede  apreciar que una cantidad demasiado grande de jugadores se han perdido por no entrar en conflicto con equipos del extranjero (molestando a ciertos mediáticos próceres no queridos por el ambiente del rugby)  y porque la dirigencia no ha sabido, no ha querido o no ha podido tomar las decisiones correctas en los momentos oportunos.

 

Cualquier persona que haya sido un dirigente responsable sabe que, de ninguna manera se puede manejar una estructura que genera U$S 25.000.000 anuales para la UAR, de forma amateur y sin la experiencia necesaria en los dirigentes. Ver un balbuceante Presidente no es gratificante.

Pero los problemas de los Pumas van más allá de eso. Mucho más.

 

Argentina tiene una enormidad de recursos humanos - cerca de 500 clubes y más de 115.000 jugadores. Nueva Zelanda tiene 150.000 jugadores en total, por lo que los dirigentes (¿) no pueden decir que no tienen de donde sacar jugadores. Australia moriría por esos números porque tienen 87.000 jugadores en total!

 

Pero acá no hay un campeonato profesional - y no hay dinero ni interés alguno para crear uno - y tampoco estadios de rugby.

Lo único que han creado son los Jaguares que compiten afuera del país en general y fracasando; no hay una competencia profesional local que eduque, alimente y estimule a jugar profesionalmente, siempre que eso le interese a la gente y a los dirigentes, algo que no parece así.

 

Da la impresión que – como se dice en EE.UU. cuando la dirigencia se apoltrona y no hace lo necesario - los chanchitos ya están un poco gordos y es el momento de sacrificarlos.

 

Luego están las diferencias políticas. Si no reconocemos que el resto de este país no mira con simpatía a Buenos Aires es ignorar lo que pasa en Argentina. El poder político del rugby ya no está en Buenos Aires y se debe escuchar lo que el resto del país piensa de los porteños y terminar con esta antigua grieta de una vez y para siempre.

 

Los clubes de BA realmente no quieren el profesionalismo; las provincias sí. Hay una superioridad subjetiva de la capital (o se percibe como tal porque sus clubes siempre pierden contra los del interior); los clubes de BA atrasan en cuanto al profesionalismo y el elitismo conservador de los dirigentes de los clubes más antiguos y tradicionales se impone y está enquistado dentro del rugby de todo el país.

 

Si lo que se quiere es no tener un equipo profesional adecuado, entonces resignen los US$ 26.570.000 que le ingresa a la UAR en ese concepto, informen claramente que destino le dieron a ese dinero, un misterio bien guardado.

 

Volvamos entonces al cerrado amateurismo que quieren muchos clubes de Buenos Aires compitiendo en forma amateur en epopeyas setentistas contra las potencias que en ese entonces nos embocaban decenas de puntos por partido y seamos nuevamente los underdog del rugby profesional.

 

No estaría nada mal, porque en realidad habrá 200.000 sanos guerreros de fin de semana que se divertirán mucho en sus clubes, conocerán a las chicas de hockey con más tiempo y se emocionarán viendo por TV a los All Blacks en un  partidazo contra los British Lions, como si estuvieran mirando marcianos.

 

Mezclar jugadores de Buenos Aires con los que juegan en otros países no gusta, y eso es dejar de lado por vagancia (porque los dirigentes deberían conocer como lo resuelven y hacerlo) los despelotes internos que superan los equipos para formar los British & Irish Lions porque los jugadores se aferran a las fronteras nacionalistas cuando hay que armar los Lions.

 

Pero allí hay una dirigencia profesional que sabe cómo tienen que hacer las cosas...porque son profesionales, no amateurs y no hay cabida para figuretis. Hay plata y trabajo remunerado de por medio, hay que mantener una familia y crecer, no lo hacen por tragos y viajes.

 

Es injusto suponer que toda la dirigencia es igual, pero hay demasiados enquistados que están para figurar, viajar y hablar más alto que los demás tan solo para sentarse a una mesa de dirigentes donde creen tomar esa cuota de poder que nunca han alcanzado en la vida.

 

Los Pumas de hoy parecen ya desde hace casi una década, un equipo en busca de una identidad. Antes su esencia giraba alrededor de un buenísimo head coach de cabotaje, del scrum, ferrea defensa y un ataque alocado y valiente. El scrum fue una experiencia casi religiosa, que le daba al equipo cierta personalidad y fiereza aprovechada por una camada todavía no superada liderada por un grupo pequeño de excelentes jugadores que condujeron un grupo que ya no existe.

 

No sin razón, se decidió que tenían que adoptar un juego más expansivo si querían competir más o menos a mano con los grandes y contrataron (rumiando fastidio) al ex entrenador de los All Blacks Graham Henry el único arquitecto admitido por la soberbia de los dirigentes y entrenadores: funcionó muy poco tiempo porque lo colocaron en un segundo plano cuando el hombre expertísimo estaba para ser coach del head coach de ese momento.

 

Luego vino el entrenador...de Portugal... todo dicho.

 

Pero ya el scrum de los Pumas ya no es la máquina temible. Los jugadores odian y se fastidian ante la permisividad moderna de los medio scrum que tiran la pelota torcida para agilizar el juego evitando los empujes y anulando la verdadera disputa y no saben manejar la situación (el coach no sabe o no quiere) y cometen 5 veces más infracciones de penal que cualquier equipo entre los 8 mejores.

 

Con la habilidad básica perdida el intento de cambio fracasado los ha confundido y el equipo técnico nunca encontró ninguna forma ágil y eficiente de juego abierto, siempre que lo intentan se los ve muy confundidos y terminan como autitos chocadores; cometen errores en abundancia en su patético intento de ser expansivos. Y no es por falta de habilidades individuales que están casi a la altura de los buenos equipos.

 

Basta con mirar las estadísticas de pérdidas de pelota luego de off loads o intentos de ataque (siempre con los backs y por los canales más cómodos y cercanos, nunca un delantero mezclado) que los lleva a la desesperación y a perder la disciplina – siempre con los temperamentos desequilibrados por la frustración y por el pésimo coaching, mala conducción, falta de estrategia y exceso de amistad entre el capitán y el head coach, algo que acentúa los errores.

 

Así que el ranking mundial va de mal en peor y en el próximo campeonato no estarán ni cerca de clasificar a una segunda ronda.

No importa lo que pasó contra los All Blacks, el fallido intento de rugby profesional tiene mucho trabajo por hacer - dentro y fuera del campo – a causa de la división interna, el despilfarro de dinero y nuestras tradiciones anticuadas.

 

Eso si se quiere tener un rugby profesional que de trabajo serio a muchos, entretenimiento a los espectadores y felicidad a los exitistas.

 

 

Esta es mi opinión, pero si no les gusta, la cambio

Comentarios: 0

Un paraguayo responde :

 

Hay muchas verdades en el texto. Si miras sólo los números,  resultados deportivos  y las estadísticas.  Algo de razón tienen.

  Porque  hay un gran crecimiento en conocimiento,  capacitación e infraestructura en toda Argentina. Hoy  por hoy cualquier provincia le puede ganar a la otra,  están todas muy parejas.

Todo ese emparejamiento se llegó  gracias al Profesionalismo en todos los niveles,  manager, preparador físico, analista de video, médicos varios,  entrenadores que van trabajando con los distintos  especialistas,  como por  ejemplos,  defensa, ataque,  scrum,  line,  ruck,  Backs,  pateadores,  medios,  pilares, hookers,  wines,  aperturas,  penetradores, etc.

Toda esa metodología y estructura moderna  está instalada en toda las provincias Argentinas.  Instalar eso y sostener en el tiempo por más de 10 años,  tiene su precio.

 Finalmente en el rugby moderno todos son ya especialistas. Cada uno trabaja en su puesto con lo que le corresponde, ya no existe el jugador múltiple, que hacía de todo. Toda esa metodología y estructura moderna está instalada en cada provincia argentina.

No hay que olvidarse de la   capital,  la URBA cuando manejo la UAR no trabajo para más adelante, lo hizo solo para el éxito a corto plazo. Sus resultados  no fueron casuales, pero sin trabajar   para el futuro se llegó a lo que hoy se vive.

Los de la URBA fueron mucho más excluyentes con la gente del interior. Muy pocas oportunidades para estos rugbiers de tierra adentro en todas las áreas. Muy pocas oportunidades para la gente del interior en todas las aéreas.

Hoy esa estructura está actualizada y diseminada por toda la Argentina, esta nueva filosofía de enseñanza es más incluyente.

Los resultados con Australia,  Sudáfrica,  Inglaterra,  Francia,  All Blacks. Escocia,  Gales, etc,  no pasan de los 20 puntos.  Esa diferencia es real y se puede sostener en el tiempo. Ahora ya es cuestión se ajustes y correcciones para llegar a la victoria real.  Y no una victoria extraordinaria que se daba muy vez en cuando en épocas pasadas

Que aquella lucha o la diferencia entre  interior y de la capital debe parar en 2do plano y que con cabeza fría y mucha madures de un gran Rugbiers se debe  valor e defender todo lo bueno que se hicieron y corregir los errores. Se tuvo  más aciertos que errores y eso nadie lo puede discutir

Pero claro que los números no dan  y se debe hacer ajustes, es muy fácil hablar y decir cuando los números no ayudan, pero sin dejar de reconocer todas las herramientas de punta que hoy tiene la Argentina. Ahora corregir esos errores será mucho más fácil.

Es mi opinión  de lo poco que conozco y seguramente mucho más desconozco de sus internas.

Y esto hace que esta persona diga lo que dice.

Rubén “Piraña” González de Paraguay

Abrazo de Try

 

  

Comentarios: 0

Comentarios: 0

contactos

adryroca39@gmail.com

*No está permitida la reproducción total o parcial de este contenido, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo del titular del Copyright